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Todo lo que necesitas saber sobre contratos refaccionarios

Introducción

En el mundo empresarial, existen distintas herramientas legales que se pueden utilizar para garantizar una inversión adecuada, como es el caso del contrato refaccionario. Este instrumento jurídico se encarga de proteger el capital de la empresa, como también los bienes del deudor y los derechos del acreedor. En este artículo explicaremos en qué consiste el contrato refaccionario y cuáles son sus características principales.

¿Qué es un contrato refaccionario?

El contrato refaccionario es uno de los instrumentos jurídicos que se utilizan en el ámbito empresarial para garantizar una inversión adecuada. Es un contrato donde el deudor (refaccionista) otorga en garantía un bien mueble al acreedor (refaccionario) para que, en caso de incumplimiento del deudor, éste pueda disponer del bien para satisfacer su crédito.

Es importante destacar que, al otorgar en garantía el bien mueble, el deudor sigue siendo el propietario del bien, pero éste pasa a ser objeto de una prenda sin desplazamiento ni posesión directa. Además, el deudor se compromete a mantener el bien en buen estado y en condiciones óptimas para evitar la depreciación del mismo. El contrato refaccionario se diferencia de otros contratos de garantía, como la prenda con desplazamiento o el aval, en que no se transfiere la posesión del bien mueble.

Características principales

Una de las características principales del contrato refaccionario es que es un contrato accesorio, ya que depende de la existencia de una obligación principal (crédito) para que se pueda celebrar. Es decir, el contrato refaccionario debe estar vinculado a una obligación principal que se haya contraído con el acreedor.

Otra característica importante es que el contrato refaccionario es un contrato formal, es decir, que debe cumplir con ciertas formalidades para ser válido. Debe constar por escrito y ser firmado por ambas partes, y sujeto a registro en caso de que se trate de bienes registrables.

Además, es un contrato que tiene efectos reales y no personales. Esto significa que el contrato refaccionario no sólo crea obligaciones entre las partes, sino que también tiene efectos frente a terceros, como por ejemplo, en caso de una venta del bien mueble garantizado.

Es importante destacar que el contrato refaccionario no es una garantía absoluta, y que en caso de incumplimiento del deudor, el acreedor no sólo puede disponer del bien mueble garantizado, sino que también tiene derecho a reclamar la diferencia entre el crédito y el precio obtenido por la venta del bien, lo que se conoce como «saldo insolutum».

¿Para qué se utiliza el contrato refaccionario?

El contrato refaccionario se utiliza principalmente como instrumento jurídico para garantizar el pago de un crédito. A través de este contrato, el acreedor tiene la seguridad de que, en caso de incumplimiento del deudor, podrá satisfacer su crédito con el bien mueble garantizado.

El contrato refaccionario es una herramienta muy útil para aquellas empresas que necesitan obtener financiamiento para su actividad empresarial, ya que permite obtener mejores condiciones crediticias y, por tanto, un acceso más fácil y rápido a los recursos necesarios para desarrollar sus actividades.

Conclusiones

En conclusión, el contrato refaccionario es un instrumento jurídico muy útil para las empresas, tanto para proteger sus inversiones como para obtener financiamiento. Este tipo de contrato se diferencia de otros contratos de garantía en que no se transfiere la posesión del bien mueble garantizado, y es accesorio de una obligación principal. Además, es un contrato formal que debe cumplir con ciertas formalidades para ser válido. Si necesita obtener financiamiento, o si desea proteger una inversión, puede considerar celebrar un contrato refaccionario.

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