Introducción
La Escuela Clásica Penal es una corriente de pensamiento en el campo de la criminología y el derecho penal que se originó en el siglo XVIII. Los representantes de esta escuela sostienen que el delito es un acto de libre voluntad, resultado de la elección racional y consciente del individuo que lo comete. En este artículo, vamos a profundizar en los principales preceptos de la Escuela Clásica Penal, así como en sus principales representantes y su legado en la actualidad.
El surgimiento de la Escuela Clásica Penal
La Escuela Clásica Penal surgió en la segunda mitad del siglo XVIII en Europa, en concreto en Italia y Austria. El libro más influyente de esta corriente de pensamiento fue «Dei Delitti e delle Pene», del filósofo y jurista italiano Cesare Beccaria.
En este libro, Beccaria argumenta que el objetivo del castigo es prevenir futuros delitos y no vengarse de los ya cometidos. Propone que la pena debe ser proporcional al delito cometido, y no a las emociones de quien juzga. Además, aboga por la necesidad de que las leyes sean claras y precisas, para que todos puedan conocerlas y cumplirlas.
Los preceptos de la Escuela Clásica Penal
La Escuela Clásica Penal se caracteriza por su énfasis en el libre albedrío y la responsabilidad individual en la comisión de delitos. Su enfoque se basa en cuatro preceptos fundamentales:
1. El delito es una violación de la ley penal, definido como una conducta humana que atenta contra los valores fundamentales de la sociedad.
2. El delincuente es una persona racional y consciente de sus actos, que decide cometer un delito por su propia voluntad.
3. La pena debe ser proporcionada al delito cometido.
4. El objetivo de la pena es prevenir futuros delitos.
Los representantes de la Escuela Clásica Penal
Además de Cesare Beccaria, otros juristas y filósofos del siglo XVIII y XIX que formaron parte de la Escuela Clásica Penal incluyen a Jeremy Bentham, Francesco Carrara, William Blackstone, entre otros.
Jeremy Bentham, considerado el padre del utilitarismo, argumentaba que la ley tiene como objetivo maximizar el bienestar social a través de la prevención de delitos y la protección de los derechos de los ciudadanos. Sugirió que la pena de muerte y otras formas extremas de castigo no eran efectivas y no deberían ser usadas.
Francesco Carrara, uno de los juristas italianos más influyentes de su tiempo, diferenció entre los tipos de delitos, lo que se conoce como la clasificación tripartita de los delitos. Propuso que la pena debe ser proporcional al delito cometido, y que los motivos y circunstancias del delito también deben ser tomados en cuenta a la hora de imponer una pena.
William Blackstone, un jurista británico del siglo XVIII, abogó por la necesidad de que las leyes sean claras y precisas, y que sean conocidas por todos los ciudadanos. Propuso que el objetivo de la ley penal debe ser la prevención de los delitos y la protección de los ciudadanos, y no la venganza.
El legado de la Escuela Clásica Penal en la actualidad
A pesar de que la Escuela Clásica Penal tuvo su auge en el siglo XVIII y XIX, su influencia sigue siendo significativa en la actualidad. Muchos de los principios y conceptos que propuso esta escuela, como la proporcionalidad de la pena al delito cometido, la responsabilidad individual en la comisión de los delitos y la importancia de la claridad y precisión de las leyes, siguen siendo fundamentales en el derecho penal moderno.
Además, la Escuela Clásica Penal ha sido criticada por algunos pensadores, que argumentan que su enfoque individualista y racionalista deja de lado factores externos que pueden influir en la comisión de un delito, como la pobreza, la educación, la influencia social, entre otros.
Conclusion
En conclusión, la Escuela Clásica Penal es una corriente de pensamiento en el campo de la criminología y el derecho penal que surgió en el siglo XVIII en Europa y que se centra en el libre albedrío y la responsabilidad individual en la comisión de delitos. Sus principales preceptos, como la proporcionalidad de la pena al delito cometido y la importancia de la claridad y precisión de las leyes, siguen siendo fundamentales en el derecho penal moderno. Aunque la Escuela Clásica Penal ha sido criticada por algunos pensadores por su enfoque individualista y racionalista, su influencia en la actualidad sigue siendo significativa.