Introduccion
Cuando se trata de investigaciones criminales, los investigadores utilizan el término «iter criminis» para referirse a las diferentes etapas que componen una actividad delictiva. El término proviene del latín y significa «el camino del crimen». En este artículo exploraremos en detalle las diferentes fases del iter criminis, desde la idea inicial de cometer un delito hasta la ejecución y posterior ocultamiento del mismo.
Etapa 1: Pensamiento o Ideación
La primera etapa del iter criminis es la ideación o pensamiento, en la que el individuo comienza a considerar la idea de cometer un delito. Esta etapa puede ser desencadenada por una variedad de razones, dependiendo de la situación individual del individuo. Por ejemplo, puede haber sido influenciado por su entorno, por problemas financieros, o simplemente por motivos personales.
En general, esta etapa no se considera una actividad criminal por sí misma, y es poco probable que resulte en una sentencia penal. Sin embargo, puede ser un indicador temprano para los profesionales de la justicia penal, quienes pueden utilizar esta información para intervenir temprano y evitar la ejecución de la actividad delictiva.
Etapa 2: Preparación
La segunda etapa del iter criminis es la preparación, en la que el individuo comienza a planificar la ejecución del delito. Durante esta etapa, el individuo puede comenzar a recopilar información sobre la situación, reuniendo materiales y herramientas necesarias para cometer el delito. También pueden investigar los riesgos asociados con la actividad delictiva y planificar cómo evitar ser atrapados.
Esta etapa puede ser una actividad criminal si el individuo comienza a adquirir materiales ilegales o comienza a conspirar con otros individuos para cometer el delito. Los profesionales de la justicia penal a menudo rastrean estas actividades mediante la vigilancia y la investigación de personas y lugares.
Etapa 3: Ejecución
La tercera etapa del iter criminis es la ejecución en sí misma: el momento en que se lleva a cabo el delito. Durante esta etapa, el individuo compromete el acto delictivo, ya sea robando algo, causando daño a propiedades o a personas, o realizar cualquier otra actividad ilegal.
Esta etapa es la que conlleva un mayor riesgo para los delincuentes, ya que tienen que enfrentarse a la posibilidad de ser descubiertos y ser procesados por los delitos cometidos. Los profesionales de la justicia penal pueden intervenir en esta etapa, detener al individuo en flagrancia y evitar que se escape de la justicia.
Etapa 4: Ocultamiento
La cuarta y última etapa del iter criminis es el ocultamiento, en la que el individuo trata de ocultar cualquier evidencia de su actividad delictiva. Durante esta etapa, el individuo puede deshacerse de cualquier evidencia física o digital que lleve a la identificación de su participación en la actividad delictiva.
Los profesionales de la justicia penal también pueden intervenir en esta etapa, a menudo mediante la búsqueda de evidencia en lugares donde se sabe que los delincuentes ocultan su actividad ilegal. El ocultamiento exitoso puede llevar a la impunidad, pero también puede tener un costo emocional para el delincuente, ya que puede sentir que está siempre en peligro de ser descubierto.
Conclusión
En conclusión, el iter criminis es un proceso que los profesionales de la justicia penal utilizan para comprender y prevenir la actividad delictiva. Identificar las diferentes etapas del proceso puede ayudar a intervenir temprano y evitar que los delincuentes cometan delitos. Los profesionales de la justicia penal utilizan una variedad de técnicas, como la vigilancia y la investigación, para rastrear las actividades delictivas y garantizar que los delincuentes sean procesados en consecuencia. En última instancia, la reducción de la actividad delictiva contribuye a un entorno más seguro y justo.